La muerte lo acecha ( x Gabi Fara)

2 comentarios:

Carlos dijo...

Alfredo di Domenico era en principio uno de los extraños mariscales mussolinescos que tan bien adornaban los establos. En los distintos lugares de cantabria se comentaba que la costumbre de matar conejos, pisandolos con el talon desnudo, habia sido heredada de su abuela la mayor.
Tibio y palido, transpirando angurrias, razonando negativamente sobre ruedas escatologicas, Di Domenico profesaba una extraña preferencia por las niñas con sobrepeso.

(continuelo ud.)
(...si, ud.)

Gabriel Fara dijo...

Esa atracción nunca había sido concretada fisicamente, lo más lejos que Alfredo había llegado furon unas tímidas caricias en los hombros, cuello y espalda de Valentina Gottember, la hija del doctor de animales Ulises Gottenberg.
Di Domenico manifestaba el mecanismo de sublimación. Lustraba enfermizamente sus botas de gala en particular, y mantenía limpios compulsivamente todos sus uniformes.
Durante el verano de 1940 la familia Di Domenico alojó a las hermanas Damiana y Tamara Forletti, sobrinas de Critina Di Domenico.


(continuelo ud.)
(...y si, ud.! ¿Quién más?)