porque tenemos remeras con nuestras caras, risas idiotas y enmismadas; porque tenemos que jurar nuestras historias;
porque no ahuyentamos con delantales de cocina al futuro incierto de desnudez estomacal y ronchas sospechosas;
porque nos han acusado de gays durante la secundaria, porque tomamos birra en el lugar de siempre, tocamos la guitarra anárquicamente, nos adjudicamos la autoría de temas ajenos y damos una vuelta en rollers.
Porque fumamos porro a morir, y le cambiamos el nombre a nuestra mascota
y nos lo cambiamos nosotros también, cuando supimos que éramos mas de uno;
porque recreamos la pintura rupestre y la usamos como excusa cuando nuestros dibujos son criticados
Y le lustramos los zapatos al mito para que se vea siempre lujoso
Porque nuestra ideología permite peinarnos durante veinte minutos
¡Y dejá de llorar pelotuda, dejá de llorar! porque no nos cortamos, nos afilamos.
Nos gusta que nos autografíen los brazos, porque sentimos el estupor de estufas rencorosas, las mitocondrias invisibles, los teoremas del vapor y las psicopedagogías de guardapolvos truchos.
Porque dejamos que nos críen
Texto en colaboración entre Líbera y Belén.