Como pústulas asesinas, cuchillos de sombra
dirigidos hacia el sol empujados por tus labios;
tus pequeños rumores me atraviesan el cuerpo.
La visión se vuelve marte:
paladas de barro rosa inundan la concavidad de una mano,
se desliza hasta los dedos y cae.
Has hundido tus colores hasta la risa;
tus oscuros cuchillos me atraviesan el sol.
Cien mil fantasias en cuclillas,
mi pequeño amor resplandece como un sueño.
Tus plateados dedos atraviesan mi boca.
Carlos Autieri APP 3/3.
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